CON EL MEDIOAMBIENTE

Las razas autóctonas se han mantenido de generación en generación y forman parte de nuestro acervo cultural y de las tradiciones de nuestros pueblos. Son parte de nuestra historia y tenemos la obligación moral y la responsabilidad de apoyarlas.

El cerdo Ibérico tiene un papel fundamental en la sostenibilidad del ecosistema de dehesa, puesto que contribuye de manera decisiva a su rentabilidad económica y evita su abandono. Por lo que la preservación del cerdo ibérico extensivo es también la preservación de la dehesa y de todo su ecosistema.

CON EL BIENESTAR

La defensa del cerdo ibérico es también la defensa de sus tradiciones, su cultura y su hábitat natural. Las virtudes del producto “ibérico” están asociadas a esta cultura y a este método de explotación, y desaparecerían tan pronto como éste desapareciera. Es difícil imaginar un futuro para la raza ibérica sin la dehesa y sin la crianza extensiva en libertad.

El cerdo ibérico alcanza, como producto, su máximo potencial de calidad y valor, en unas condiciones determinadas de cría y alimentación: en libertad en la dehesa y alimentado con bellotas.

De esta manera, se consigue un producto con mayor sabor y aroma, más saludable, más sostenible y con una potente narrativa cultural, que sirve de eje de posicionamiento para todos los productos ibéricos.

 

CON LOS GANADEROS

Día tras día, nuestros ganaderos trabajan para conservala pureza de nuestras razas autóctonas, fomentando el patrimonio genético de España. Este tipo de ganado se cría tradicionalmente en régimen extensivo, lo que contribuye a la vitalidad de nuestros campos. Las razas autóctonas de España aportan valor añadido al medio rural y a nuestras producciones ganaderas, representan la tradición y la singularidad de nuestra tierra que nos hace únicos. Además, la cría se realiza cuidando el medio ambiente, de manera sostenible y manteniendo la biodiversidad.

Las asociaciones profesionales tienen la capacidad (y la responsabilidad) de ordenar esta demanda, para construir un mercado más viable y sostenible, que no atente contra los cimientos del sector. Tal es el desafío de AECERIBER, en este contexto y ante esta situación.

AECERIBER, como asociación constituida con la misión de defender y preservar el cerdo ibérico, no puede mirar hacia otro lado ante la pérdida de competitividad de aquellos productores que son precisamente los que consiguen extraer el máximo valor del cerdo ibérico. Ellos son la máxima expresión del ibérico como producto absoluto de calidad. La pérdida de competitividad y el abandono de las explotaciones tradicionales extensivas acabará resultando, tarde o temprano, en la pérdida de competitividad de todo el sector ibérico.

CON LOS CONSUMIDORES

Tras la irrupción del Covid-19, a partir de marzo de 2020, se han resignificado muchos de los valores que motivan y conducen las decisiones de alimentación, se han modificado rutinas y hábitos de consumo y han cambiado de manera significativa las prioridades para la mayoría de las personas. Todas las tendencias indican un mayor interés en la salud, la seguridad y el bienestar como elementos decisivos en la elección de los alimentos. Una mayor consciencia ambiental y una revalorización de lo local y la producción de cercanía. El aumento de las comidas en casa ha generado mayor interés por la cocina y esto nos ha vuelto más conscientes sobre el origen de los alimentos y la disponibilidad de alimentos de calidad y proximidad.

Al mismo tiempo, el consumidor post Covid-19 está más preocupado por la salud y mucho más sensibilizado ante el rol de los alimentos en el bienestar personal, la salud física y emocional, el sistema inmunológico y la prevención de enfermedades cardiovasculares o ciertos tipos de cáncer.

Todas las fuentes apuntan a una mayor consciencia en el consumo, principalmente por la propia salud en primer lugar y luego por consideraciones ambientales. La alimentación ecológica, el bienestar animal y la responsabilidad social de las empresas, son temas que interesan a los nuevos consumidores.